El pueblo de Oria













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                        Fuente de La Polaca y Basílica Nª Sª de Las Mercedes

  

   

 Orígenes



Los orígenes de Oria se remontan al año 3.000 A. C., cuando una oleada de emigrantes que ya conocían el cobre, se asentaron en las desembocaduras de los ríos Antas y Almanzora. Pronto ascendieron estos cauces estableciéndose por estos territorios. Provenían del Septentrión africano y eran una mezcla de los primitivos pobladores de este sector con los saharauis que se habían visto obligados a emigrar al desecarse el Sáhara. Estos hombres, asentados por nuestras tierras, se dedican a la agricultura y materia ganadera, introducen el "Onagro" (asno africano), y se dedican a la explotación del cobre, encontrando en la Rambla de Oria algunas vetas. Para sus adornos utilizan conchas, huesos, piedras y ámbar.
Sobre el año 2.200 A. C. se detecta en el valle un encuentro violentísimo, se trata del regreso de los megalíticos, portadores de un vaso campaniforme de gran perfección; luchan contra los mineros del Almanzora, que sobreviven en algunos poblados gracias al cobre. Algunos de estos conviven con los megalíticos, otros no soportando la derrota emigran a sus tierras de Cataluña.
En la Rambla de Oria se encuentra el poblado de El Picacho, pertenece a la época argárica y se alza en la margen izquierda de la Rambla de Oria, en la zona en que esta se estrecha por el Norte formando las Bocas de Oria y se ensancha por el Sur para formar los Llanos. El Picacho se eleva 900 m. sobre el ni vel del mar, se orienta de Norte a Este, es inaccesible por el costado que mira al Oeste y cae cortado a pico sobre la Rambla, y domina la entrada del referido desfiladero de las Bocas de Oria. Todo el material cerámico encontrado aquí se caracteriza por su pasta hecha a mano con desgrasante de mica y cuarzo y por carecer, de decoración.
También se ha encontrado otro asentamiento de la época argárica dentro del término de Oria, en la Cortijada conocida como el Villar, en un cerro que se conoce como "El Castellón", ya que hay también unas ruinas de una fortaleza árabe. En definitiva, en El Castellón ha estado asentado todo lo prehistórico y lo protohistórico, y lo histórico anterior a la dominacion cristiana.
A finales del siglo XV, en junio de 1492, los Reyes Católicos cedieron los territorios de Oria y sus derechos a don Juan Chacón, yerno que fue del adelantado don Pedro Fajardo de Quesada. Tras la muerte de don Juan en 1503, Oria pasó a su segunda esposa, Doña Inés Manrique, quien la vendió en 1515 a Pedro Fajardo, primer marqués de los Vélez.
Esta villa era pobre y su tierra estéril, no se podía recoger ni aceite ni cera. La rebelión morisca de finales del siglo XVI también tuvo como escenario la Cuenca del Almanzora; así en Oria el Maleh formó una cuadrilla de 150 hombres, bajo el mando de Sebastián Elquagaci, y la mandó para provocar el levantamiento de los pueblos cercanos. Especialmente dramática fue la actuación realizada en Albox, donde mataron a 40 cristianos viejos, apresaron a 13 mujeres y a dos jóvenes, y saquearon sus casas.
Aparte de las bellas perspectivas sobre el valle y la sierra, Oria ofrece al visitante el interés histórico de su basílica de la Merced, la iglesia de la Sagrada Familia (siglo XVI) y el Caserío de los Cerricos. Se dice que fue en Oria donde se construyó el primer templo parroquial de la zona, correspondiendo éste a la iglesia de San Gregorio Ostiense.
Fuente: FERNÁNDEZ RUÍZ, Rafael. Oria, la Villa privilegiada de los Vélez. Ayuntamiento de Oria, Almería, 1993.

Periodo Medieval

En el siglo XIV Oria es descrita como una buena tierra de queso y miel, de frescas aguas y abundantes cosechas de cebada.
En ese periodo el pueblo lo formaban unas pocas casas agrupadas en torno a la alcazaba, en los actuales barrios del Castillo y la Calle Baja. Estaba dotado de una mezquita mayor y unos baños árabes.
Señala Ibn al Jathib que era un lugar bastante solitario y de campos poco arbolados, lo que debía contrastar con la Vega que se extendía a partir del llamado Camino de los Molinos y que hoy sigue manteniendo su distribución original.
En caso de ataque se contaba con la protección de la alcazaba, donde los vecinos podían refugiarse y aguantar los asedios.
En la actualidad se pueden visitar los restos de la alcazaba, disfrutar de la Huerta árabe y pasear por las estrechas calles del Castillo que recuerdan el urbanismo árabe.
                 

                                     Vista de Oria con su Castillo   

Siglo XVI

En el siglo XVI la visión que las fuentes nos dan de Oria es totalmente diferente a la medieval; frente al paisaje desolado descrito anteriormente, se habla ahora de fructíferas arboledas de frutas tempranas, con abundancia de pan, vino y aceite, saludables vientos, dulces aguas y buena cría de seda.
Esta tranquilidad se verá truncada por la Revuelta de las Alpujarras en 1567. Las villas de los Vélez y Oria estaban en peligro por haber en ella muchos moros y pocos cristianos. Se suceden las cartas dando órdenes para su protección. Se aseguró la fortaleza de Oria con abastecimientos y municiones para afrontar los ataques.
Un año después, en 1569 , la fortaleza de Oria seguía resistiendo. En 1570, cuando Don Juan de Austria empezó la reconquista de la zona del Almanzora, el castillo seguía en poder del Marqués de los Vélez.
Por orden del Rey el alcaide de la fortaleza debía aceptar a los moriscos que decidieran rendirse para habitar de nuevo la villa. En ese momento llegaron a venir hasta trescientas familias que había por los alrededores. Decía así el bando emitido por Juan de Austria:
“Prométese a todos los moriscos que se hallaren revelados fuera de la obediencia y gracia de su majestad, así hombres como mujeres, de cualquier calidad, grado y condición que sean que si dentro de veinte días, contados desde el día que data deste bando, vinieran a rendirse y a poner sus personas en manos de su majestad, se les hárá merced de sus vidas"
La guerra significó la derrota de los moriscos y la expulsión del reino de Granada, del mismo modo se expulsaron o se vendieron como esclavos los musulmanes que tras las revueltas volvieron al pueblo.
Muchos de los pueblos de la comarca quedaron despoblados, en Oria quedaban vecinos dentro de la fortaleza. En 1572 se hace el Apeo de la villa y se inicia la repoblación. Se manda que se pueble con sesenta personas. Cinco años más tarde sólo habían venido treinta, completándose finalmente esta orden en 1578.
Elaborado a partir de: FERNÁNDEZ RUIZ, Rafael. Oria, la villa privilegiada de los Vélez. Almería. Ayuntamiento de Oria, 1993.


                                     Ermita de San Gregorio

Siglo XVIII

En el siglo XVIII, en el Catastro de la Ensenada encontramos una representación gráfica de Oria que lo muestra como un pequeño pueblo agrupado en torno al Cerro del Castillo, en lo alto podemos ver la alcazaba aún intacta: los lienzos de murallas rodean por completo la construcción con entrantes y salientes adaptados a la orografía.
La torre de la antigua iglesia se ve entre las casas. Aparecen casas diseminadas por el campo, lo que puede hacer referencia esquemáticas a las alquerías.
La organización social en el siglo XVIII se dividía en nobleza, clero y tercer estado, es decir campesinos. Oria, que formaba parte del Marquesado de los Vélez desde el siglo XVI, está bajo el gobierno de D. Antonio Álvarez de Toledo, X Marqués de los Vélez. Es un siglo de avances: se construye la Iglesia de las Mercedas, hay varios molinos harineros del marquesado y otro del obispado de Almería.
Catastro del Marqués de la Ensenada
Hay una importante representación eclesiástica en el municipio: beneficiados, sacerdotes y monaguillos, así como los administradores del marquesado. Según las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada, la población basa su economía en la agricultura y la ganadería, existiendo importantes rebaños de ganado lanar.
La Villa de Oria, jurisdicción de S.E. en los estados de los Vélez, es un país muy frío. Situada en una montaña, sus calles son angostas y en cuesta, su vecindario de unos seiscientos a setecientos habitantes, sus casas las más infelices y esparcidas por el campo, fuera de los muchos cortijos que hay en el; mucha pobreza, no obstante gozar de unos campos llanos de tierra molle de riego, cuya vista desde la plaza de la iglesia es indecible lo hermosa que es, y aún se avista el mar y embarcaciones, no obstante distar ocho leguas y haber unos montecitos antes del mar, bien que aquella villa domina la Andalucía.
Descripción de Oria en 1769.
Extraído de : DÍAZ LÓPEZ, Julián Pablo; LENTISCO PUCHE, José Domingo. El señor en sus estados. Diario de Viaje de D. Antonio Álvarez de Toledo, X Marqués de los Vélez, a sus posesiones de los reinos de Granada y Murcia. (Octubre de 1769- Enero de 1770). Almería: Centro de Estudios Velezanos, 2006.


                                                                              Basílica Nª Sª de Las Mercedes

Siglo XIX

Oria con ayuntamiento en la provincia diócesis de Almería, y partido judicial de Purchena, goza de buena ventilación y clima despejado y saludable. Los edificios que forman la población se hallan distribuidos en varias calles irregulares y de mal piso. Tiene cuatro plazas, dos de ellas bastante espaciosas, llamadas de la Iglesia y del Mercado, una escuela de Educación primaria, a la que asisten de 45 a 50 niños, dotada con 800 reales pagados de fondos propios, una iglesia parroquial(Nuestra Señora de las Mercedes), colocada casi al extremo oeste dela villa, sirven el culto de dicha iglesia, 1 cura párroco, 2 teniente, 2 beneficiados, 1 clérigo particular y un sacristán; una ermita extramuros bajo la advocación de San Gregorio y 4 de los caseríos de Aspilla, Contador y Cerricos y Rambla.
En el término se encuentran varias fuentes de exquisitas aguas siendo las más abundantes las denominadas Polaca y Roca de Oria, las cuales dan movimiento a diferentes molinos harineros. El terreno participa de monte y llano y es bastante productivo. Los caminos son todos de herradura, pero transitan también algunos carruajes. Produce granos de todas clases y ganado lanar y cabrío. Industria: la agrícola y la fabricación de lienzos y colchas que se llevan a vender a la Mancha y a Castilla. Los domingos de cada semana se celebra mercado, del cual son objeto principalmente los granos. Población 1.500 vecinos, 5.600almas.
Descripción de Oria en el Diccionario Geográfico de Pascual Madoz.


                                                                                  Subida al Mirador del Castillo

Siglo XX

El siglo XX supondrá grandes cambio para Oria, aunque los orialeños tendrán que esperar al último tercio del siglo para ser partícipes de la evolución económica y social del municipio.
A finales del siglo encontramos un pueblo nuevo, totalmente alejado de la anacrónica y anquilosada estructura social y política de otros tiempos. Hay una mayor y más diversificada oferta de trabajo, aumenta la renta per cápita, se eleva el número de orialeños que acceden a estudios superiores, mejoran las infraestructuras, se amplían los servicios y se ofrece una amplia oferta cultural.
De todo ello resulta un pueblo con una mayor presencia y reconocimiento en la comarca del Almanzora y en la provincia.
“Para retomar la correría por este valle (...), tomaremos la dirección hacia Oria. El nombre de este pueblo proviene del vasco, según el gran filólogo Cejador. Se deriva de Uría: Uría la Africana la llamaron los árabes, quizá por el parecido con algún lugar de su tierra de origen. Tiene Oria una Iglesia similar a la de Vélez Rubio(...),. Construida en el siglo XVIII promovida al obra por el décimo marqués de los Vélez, de quien entonces dependía la villa. Puede en Oria tomarse un buen vino del país(...) si es hora apropiada”.
Descripción de Oria en: Comarcas de Andalucía de la A a la Z.
Julio Alfredo Egea, 1992.




                                                       La Sierra de Las Estancias Nevada




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